El 11 de septiembre, el mundo se enteró del fallecimiento de Alberto Fujimori, quien murió en su hogar a la edad de 86 años. Aunque la causa oficial de su deceso fue el deterioro de salud relacionado con el cáncer en la lengua, este evento ha reavivado un intenso debate sobre su legado en la historia del Perú.

Durante su mandato como presidente de Perú, Fujimori tomó decisiones descabelladas. Su famoso autogolpe de 1992 y las políticas de esterilización forzada son solo algunas de las atrocidades y crímenes que le perseguirán toda su vida, incluso después de su muerte.

A través de las redes sociales, se sacaron a la luz muchas de las atrocidades cometidas durante su gobierno y se celebró su fallecimiento, aunque desgraciadamente vivió demasiados años.

Recordar a Fujimori implica recordar las violaciones a los derechos humanos que marcaron su gobierno.

A pesar de las acusaciones y el reconocimiento internacional de sus crímenes, Fujimori murió en libertades, un hecho que ha generado indignación en las comunidades que sufrieron sus acciones. Muchos consideran que su muerte sin haber enfrentado la justicia es un símbolo de impunidad en el sistema político peruano.