La reciente decisión de la Xunta de Galicia de nombrar a Eloína Núñez Masid, prima del líder del PP gallego Alberto Núñez Feijóo, como subdirectora xeral de Envellecemento Activo es otro enchufe trifásico. Este nombramiento se ha visto marcado por la falta de transparencia, ya que se eligió un proceso que muchos consideran opaco y poco claro.

Desde el inicio, la Xunta ha sido reticente a proporcionar información detallada sobre el nuevo cargo. Preguntas sobre el sueldo de Núñez y los recursos asignados a su nueva posición han quedado sin respuesta. El presidente gallego, Alfonso Rueda, ha evadido estos temas, dejando a los trabajadores de la Xunta, incluidas fuentes de Galicia Press, a cargo de filtrar la información.

La elección de Núñez se realizó mediante un procedimiento conocido como comisión de servicio, que permite que un funcionario sea asignado a un nuevo puesto sin un proceso de libre designación, que normalmente implica mayor publicidad y claridad. Según el sindicato CIG, este método ha sido utilizado de manera excesiva, evadiendo la normativa que sugiere que este tipo de comisiones solo deben aplicarse en circunstancias excepcionales.

El sindicato CIG ha expresado su descontento respecto a la forma en que se llevó a cabo la selección. Su portavoz, Fernando García, ha argumentado que el nombramiento carece de la adecuada publicidad y legalidad, lo que ha abierto un debate sobre la ética en la gestión pública. La falta de un Diario Oficial de Galicia (DOG) que confirme el nombramiento también ha alimentado estas críticas.

A pesar de que la Xunta ha confirmado oficialmente el nombramiento, se ha negado a proporcionar detalles sobre quiénes fueron los otros candidatos, los criterios utilizados para evaluar a Núñez, y la controversia que gira en torno a su salario. La CIG estima que el sueldo podría ser de aproximadamente 70.000 euros anuales, monto que se equipara al salario de otros altos funcionarios como Ángeles Vázquez de Medio Ambiente y Fabiola García, encargada de Política Social.

Núñez no es ajena a la controversia. Licenciada en medicina, su trayectoria ha estado marcada por varios conflictos durante su gestión en el área sanitaria de Ourense y Santiago - O Barbanza. Durante su tiempo como gerente, enfrentó numerosas quejas y críticas sobre su estilo de liderazgo, el cual muchos consideran autoritario. A pesar de estas objeciones, el presidente Rueda ha defendido su nombramiento, asegurando que sus habilidades son adecuadas para el cargo.

El papel de Núñez en la nueva posición genera dudas, especialmente considerando la crítica que recibió por su protocolo durante la pandemia, el cual fue acusado de restringir el acceso de ancianos a atención hospitalaria. La situación plantea serias interrogantes sobre su capacidad para servir a una población vulnerable como lo son los mayores. Su destitución ha sido solicitada por distintos sectores que cuestionan su idoneidad para el cargo.

La controversia que rodea el nombramiento de Eloína Núñez es un ejemplo de los desafíos que enfrenta la administración pública en Galicia. La falta de transparencia y las decisiones que parecen evadir el escrutinio público generan desconfianza entre los ciudadanos y cuestionan la integridad de las instituciones.