El pasado fin de semana, Donald Trump no pudo contener su desdén hacia la famosa cantante pop Taylor Swift, quien ha manifestado su apoyo a la candidata Kamala Harris. En un mensaje en su red social TruthSocial, el expresidente fue tajante al declarar: "Odio a Taylor Swift".

Sin embargo, la polémica no se detiene ahí. Nicky Jam, un conocido reggaetonero, se convirtió en el centro de atención tras participar en un mitin político de Trump en Las Vegas. En ese evento, el cantante llegó a expresar su apoyo al republicano, a pesar de lo embarazoso que fue para él cuando, al presentarle, Trump mostró no tener idea de quién era y lanzó la confusa frase: "¿Conocéis a Nicky? Está buena".

En contraste, la icónica banda mexicana Maná, reconocida por su compromiso con los derechos de los latinos y su oposición al racismo, reaccionó de manera contundente. Decidieron cancelar su colaboración con Nicky Jam en el tema "De Pies a Cabeza", expresando su posición a través de un comunicado en su cuenta oficial de Instagram. Ahí afirmaron: "Durante los últimos 30 años, Maná ha apoyado y defendido los derechos de los latinos en el mundo. No hay negocio que valga más que la dignidad de nuestra gente, por lo que hoy decidimos retirar nuestra colaboración con Nicky Jam".

A medida que nos acercamos a las elecciones, es fundamental reconocer la estrategia que Trump ha adoptado, una estrategia que recuerda a la de otras corrientes políticas de derecha a nivel global: mentir como si no hubiera un mañana. La falta de escrúpulos se hace evidente, incluso cuando se propagan frases absurdas como 'los migrantes se comen los gatos de los americanos'. Estas declaraciones absurdas no solo buscan desinformar, sino también desviar la atención de temas cruciales que afectan a la sociedad.